viernes, 26 de julio de 2013

Undécima noche:

Ya había oscurecido y Robert corría lo más rápido que podía, el señor Bockel andaba tras de él. Pero cuando llego a la esquina vio que otro señor Bockel se acercaba por la izquierda, así que cruzo la calle y voltio a mirar, dándose cuenta que ya eran casi 4 Bockel que venían detrás de él.
Robert pidió auxilio, y de pronto una mano lo arrastro a un pasaje de cristal. Era la mano del diablo de los números. Los dos se subieron a un ascensor lleno de espejos, y cuando ya iban en el piso cincuenta las puertas de abrieron y llegaron a una azotea con un gran jardín.
Este había sido mi sueño- dijo Robert- y se lanzó a un columpio de flores.
Las personas desde allí se veían como hormigas.
No sabía que hubiera tantos señor Bockel- dijo Robert-
Pero no te preocupes- dijo el diablo- no le debes tener miedo.
Pero tengo una pregunta- dijo Robert- llevo toda la semana pensando en ¿que me puede servir todos esos trucos que tú me has enseñado? Y ¿porque lo que tú dices cuadra siempre?
¡Aaaahhh!- dijo el diablo- así que tú quieres es saber las reglas del juego, lo que realmente hay detrás de todo esto. Lo que yo quería enseñarte es que racionando, pensando y resolviendo es fácil. Pero crees que para el diablo de los números saber algunas ejercicios matemáticos es algo saciable, para mi estar averiguando es uno de las más grandes cosas que me gustan hacer.
Pero has pensado alguna vez atravesar un rio? – dijo el diablo, cambiando el tema-
Pues saltaría de roca en roca hasta poder llegar al otro lado- dijo Robert-
Pues así son las pruebas en matemáticas ya hemos resuelto algunas de esas rocas pero nos faltan otras para poder así llegar al otro lado del rio- dijo el diablo.
El diablo le conto a Robert la experiencia que tuvo atravesando un rio, pero por mas diablo que fuera un día resbalo de una de estas piedras y cayó al agua.
Solo recuerdo una persona, el viejo Johnny, el sí pudo completar la prueba, aunque lo haya rectificado como quinientas millones de veces, pero eso sí, pudo descansar en paz.- dijo el diablo nostálgico-  pero eso si, más adelante llego otro diablo y descubrió otra forma de hacerlo, demostrando que lo que había hecho Johnny era erróneo. Pero a muchas personas le toca más duro que el señor Bockel el cual llega a casa a corregir cuadernos, por ejemplo un amigo de Inglaterra, quiso demostrar que 1+1=2, y aquí tengo la hoja donde lleva todos sus cálculos – el diablo saca un hoja y se la muestra a Robert-
Pero hasta yo se que 1+1=2 – dijo Robert-
Si pero él quiso comprobar de donde salía- dijo el diablo- aunque se vea sencillo es algo horriblemente difícil, como por ejemplo en un viaje por américa te encuentras con 25 amigos y los quieres visitar a todos, pero cada uno vive en un país diferente, tienes que hacer un cálculo del recorrido en el que te demores menos y recorras menos kilómetros, que aunque suena fácil es más difícil de lo que piensas.
Pero para resolver este problema –dijo el diablo- hasta los diablos más astutos han tratado pero a veces si resulta y en otras veces no.
Entonces los diablos también se equivocan- dijo Robert-
Claro que si- dijo el diablo- aunque a veces me alegro mucho cuando he podido cruzar el rio sin mojarme los zapatos.
Pero bueno mejor nos hablamos mañana que tengo que dormir bien por que mañana resolveré el algoritmo simple para superficies politópicas.
¿El qué?- dijo Robert
La forma de desenredar una maraña- dijo el diablo
El diablo despareció y Robert siguió sentado en el columpio que aún se mecía.



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