domingo, 7 de julio de 2013

La Sexta noche

Probablemente pensaras que soy el único diablo de los números – dijo el diablo-
Esta vez el diablo apareció de nuevo sentado en medio de campo de patatas.
Pero estas equivocado – dijo el diablo- de donde vengo, el paraíso de los números, allí hay montones de nosotros. Los más importantes viven sentados en una silla pesando y descifrando operaciones.Por eso yo vivo todas las noches por aquí, porque los diablos más importantes tienen cosas que hacer – dijo el diablo-, como por ejemplo, mi gran amigo italiano Bonatschi, él fue el que descubrió el cero y  después suma las dos últimas cifras  para que así den los famosos “números de Bonatschi”.El diablo empezó a decir los números del cero hasta el infinito, mientras Robert se tapaba los odios.El diablo quería enseñarle los números a Robert así que saco un pergamino del bastón y se lo entrego. Este pergamino tenía todos los números de Bonatschi. Pero mira –dijo el diablo- si sumas los cinco primeros  y añades uno más te sale el séptimo, así sucesivamente. Y así empezaron los dos a practicar todos los números posibles.
Pero recuerda – advirtió el diablo a Robert- los números no son solo de los matemáticos, también son de la naturaleza. Robert no entendía a que se refería, así que el diablo empezó a poner ejemplos con los animales que los rodeaban.
Como por ejemplo- dice el diablo- esas dos liebres que viene allí, para contarlas tuvimos que empezar por el uno, y así con todos, creo que me queda poco tiempo, ya casi me tengo que despertar, porque mañana tengo colegio –dijo Robert-
No creas- dijo el diablo sonriente- en este campo de patatas un mes son cinco minutos, es más he traído un reloj de liebre para contabilizar el tiempo.
Este reloj tiene una sola aguja –le enseñaba el diablo a Robert- y no marca minutos sino meses y cuando aprieto el botón de arriba este empieza a funcionar.
El diablo oprimió el botón, y cuando el reloj llego a uno, ya habían pasado un mes y la pareja de liebres habían crecido, después paso al 2 y las liebres se habían reproducido y ya habían dos parejas de liebre, y así siguió corriendo el reloj por el tres, cuatro, cinco, seis, y cuando llego al número siete habían muchas liebre alrededor de ellos.Hay exactamente 21 parejas de liebre- dijo Robert-
Pero se te ocurre algo- le pregunto el diablo-Si! –Dijo Robert- cada vez que pasaba un mes se iban multiplicando y se multiplicaban igual que los números Bonatschi.
Pero mientras Robert decía esto, el reloj nunca paro de corres, y ya contarles le fue imposible.Para –dijo Robert angustiado- ya no puedo ni saber cuántas van. Son miles.
Van exactamente 4.181 liebres –respondió el diablo-Pero ya paro, son demasiado, esto ya es exagerado –gritaba Robert- La cantidad de liebre ya era exagerada, así que el diablo  pulso dos veces el botón del reloj  y  este empezó a devolverse, así que las liebres empezaron a desparecer.Así que todo es como los números del Bonatschi – dijo Robert-  van al infinito y vuelve al infinito, de pronto sonó el despertador y Robert se alegró que fuera uno corriente y no uno de liebre.

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