Probablemente pensaras que soy el único diablo de los
números – dijo el diablo-
Esta vez el diablo apareció de nuevo sentado en medio de
campo de patatas.
Pero estas equivocado – dijo el diablo- de donde vengo, el
paraíso de los números, allí hay montones de nosotros. Los más importantes
viven sentados en una silla pesando y descifrando operaciones.Por eso yo vivo todas las noches por aquí, porque los
diablos más importantes tienen cosas que hacer – dijo el diablo-, como por ejemplo, mi gran amigo italiano Bonatschi, él fue el que descubrió el cero y después suma las dos últimas cifras para que así den los famosos “números de Bonatschi”.El diablo empezó a decir los números
del cero hasta el infinito, mientras Robert se tapaba los odios.El diablo quería enseñarle los números
a Robert así que saco un pergamino del bastón y se lo entrego. Este pergamino
tenía todos los números de Bonatschi. Pero mira –dijo el diablo- si sumas los
cinco primeros y añades uno más te sale
el séptimo, así sucesivamente. Y así empezaron los dos a practicar
todos los números posibles.
Pero recuerda – advirtió el diablo a
Robert- los números no son solo de los matemáticos, también son de la
naturaleza. Robert no entendía a que se refería,
así que el diablo empezó a poner ejemplos con los animales que los rodeaban.
Como por ejemplo- dice el diablo- esas
dos liebres que viene allí, para contarlas tuvimos que empezar por el uno, y
así con todos, creo que me queda poco tiempo, ya casi
me tengo que despertar, porque mañana tengo colegio –dijo Robert-
No creas- dijo el diablo sonriente- en
este campo de patatas un mes son cinco minutos, es más he traído un reloj de
liebre para contabilizar el tiempo.
Este reloj tiene una sola aguja –le
enseñaba el diablo a Robert- y no marca minutos sino meses y cuando aprieto el
botón de arriba este empieza a funcionar.
El diablo oprimió el botón, y cuando el
reloj llego a uno, ya habían pasado un mes y la pareja de liebres habían
crecido, después paso al 2 y las liebres se habían reproducido y ya habían dos
parejas de liebre, y así siguió corriendo el reloj por el tres, cuatro, cinco,
seis, y cuando llego al número siete habían muchas liebre alrededor de ellos.Hay exactamente 21 parejas de liebre-
dijo Robert-
Pero se te ocurre algo- le pregunto el
diablo-Si! –Dijo Robert- cada vez que pasaba
un mes se iban multiplicando y se multiplicaban igual que los números
Bonatschi.
Pero mientras Robert decía esto, el
reloj nunca paro de corres, y ya contarles le fue imposible.Para –dijo Robert angustiado- ya no
puedo ni saber cuántas van. Son miles.
Van exactamente 4.181 liebres
–respondió el diablo-Pero ya paro, son demasiado, esto ya es
exagerado –gritaba Robert- La cantidad de liebre ya era exagerada,
así que el diablo pulso dos veces el
botón del reloj y este empezó a devolverse, así que las liebres
empezaron a desparecer.Así que todo es como los números del
Bonatschi – dijo Robert- van al infinito
y vuelve al infinito, de pronto sonó el despertador y Robert
se alegró que fuera uno corriente y no uno de liebre.
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