Robert estaba sentado sobre su mochila, con un frio que le
llagaba hasta los huesos, pero al mismo tiempo estaba sentado en un cómodo
sillón y veía como titiritaba.
Entonces uno puede soñar con uno mismo- pensó Robert-
Y de un momento para otro los copos de nieve empezaron a
crecer cada vez más, pero mientras el verdadero Robert que se encontraba
sentado en el sillón miraba la figura que tenía cada copo.
Pero entonces un dedo le dio unos golpes en la espalda y
dijo:
-No te parecen maravillosos los copos- dijo el diablo que
estaba sentado tras de él.
De pronto el diablo encendió la luz y Robert se dio cuenta
que estaba sentado en la silla de un cine, al frente de una pequeña pantalla
donde estaban pasando una película.
Mira-dijo el diablo- te he traído esto. Y el alcanzo una
caja
Es un ordenador- dijo Robert-
Es como un portátil- le explico el diablo- y todo lo que
escribas en el aparecerá en la pantalla.
Así que Robert empezó a practicar con los números de Bonatschi
escribiéndolos y haciendo operaciones. Pero dentro de las divisiones que hizo
Robert se dio cuenta que el resultado era un número, una coma y otros números,
así que el diablo le explicó que se trataban de los números con decimales, y
que esos decimales significan aproximación.
Después el practicar u poco más el diablo le mostro un
pentágono y le dijo:
-este pentágono tiene cinco lados, y cada lado
mide 1.618 cuangs, entonces al dibujar
una estrella de cinco puntas dentro de él, cada lado de la estrella me va a
medir igual. Que te parece?-
- brujería- dijo asombrado Robert.
Después el diablo y Robert empezaron a hacer más
ejercicio, dividiendo diferentes números, y cada vez Robert quedaba más
asombrado.
Después Robert dibujo otras figuras en el portátil y
empezó a hallar lo mismo que con el pentágono. Luego empezaron a utilizar figura en tercera
dimensión, pero estas eran un poco más complicadas, así que el diablo le enseño
a sacarlas en un plano y después si calculaban los lados.
Pero haciendo un ejercicio, mientras el diablo decía el
resultado la vez se hacía cada vez más débil, y de u momento para otro el cine
se oscureció. Y de pronto despertó y se dio cuenta que no estaba bajo la nieve,
sino bajo su cobija blanca.
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